Los hombres se peleaban por su amor. Ella se dejaba admirar, pero su corazón a muy pocos otorgó. Las mujeres la criticaban, pero en el fondo la envidiaban. Y ella, opinaba y se hacía escuchar. Siempre polémica vivió a su gusto, en el lujo extremo, con casas en México, EEUU y Francia. Se casó varias veces y con hombres tan importantes como destacados en el mundo del arte, la música y por su inteligencia. Hombres, muchas veces más jóvenes que ella, pero al fin y al cabo, hombres que la trataron con su título de Diva.
Hasta la fecha, no se olvida. Se le sigue recordando. Yo particularmente mantengo una frase que solía decir al anunciar L'Oreal, ya hace algunos años. Decía: "Es un lujo, pero creo que lo valgo". Eso es estar bien plantada, saber lo que quiere y sobre todo, valorarse. Además de ser una mujer culta, preocupada por dominar varios idiomas, viajar, tener un aprecio por el arte y por el buen gusto. Mujeres así nos hacen falta. Creo que cada una de nosotras tenemos una Doña en nuestro interior, pero nos bloqueamos y la reprimimos. Seguramente al dejar salir a la Doña María Félix que vive un poco en cada una de nosotras, encontraremos el verdadero placer de la vida, la saborearemos infinitamente.
¡Viva La Doña, La Diva, la Única: María Félix!
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